Video de la promoción del libro chupa el perro
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Dejen jugar al 'youtuber'/ Análisis del editor
A menos de que haya estado usted bajo una piedra el fin de semana, es probable que haya visto las imágenes de multitudes de jóvenes a la entrada de Corferias, tratando de entrar a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo). Sin embargo, no era para escuchar a la periodista bielorrusa Svetlana Aleksiévich, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2015, sino para conocer a un ídolo de YouTube llamado Germán Garmendia.
El chileno, que saltó a la fama en el 2011 por su canal, en el que semanalmente aborda temas cotidianos desde una perspectiva muy personal, con cortes ágiles de edición y no pocas dosis de humor, obligó a la Feria a suspender la venta de boletas porque a mediodía ya se había llenado el aforo máximo permitido en Corferias. No tomó parte en un panel, pero firmó por lo menos 10.000 ejemplares de su libro #ChupaElPerro que, es de suponer, se perfila como el éxito de ventas del evento.
Por supuesto, porque de lo contrario no serían redes sociales, las redes sociales tuvieron mucho qué decir al respecto. Que se debió hacer una feria de YouTubers (hubo una hace unas semanas), que podrá escribir un libro pero no es un escritor, que la humanidad ya no tiene arreglo y –mi favorito– que se 'putió' (sic) la Feria del Libro.
A riesgo de invocar la furia tuitera, diré que no veo el problema. Más allá de evidentes fallas en la organización, la imagen de los pasillos atestados de la Filbo me parece de celebrar. Con suerte, una fracción de los asistentes compró algún libro (así haya sido #ChupaElPerro). No hay razón por la cual no se pueda pensar que ese texto pueda abrir, si no estaba abierta ya, la puerta a la lectura para muchos de ellos.
No es, además, la primera vez que ocurre. Uno de los libros más vendidos de la edición 2015 de la Feria del Libro fue ‘La edad de la verdad’, del YouTuber colombiano Juan Pablo Jaramillo, sobre sus vivencias más personales. Las audiencias jóvenes responden a ese elemento y valoran el contacto con alguien a quien sienten conocer.
La presencia de lectores jóvenes no puede ser mala en un país en el que el promedio nacional de lectura no llega a dos libros por año. Es más, gracias a YouTube, en donde florecen fenómenos como el de los 'booktubers', los jóvenes tienen cómo compartir sus gustos y recomendaciones, cómo no, sobre libros. Puede que no tengan millones de seguidores, pero les garantizo que ellos y su público leen bastante más que el promedio nacional. A la larga, eso le da un nuevo aire a la industria editorial. Si quiere reconciliarse con YouTube como promotor de la lectura, le sugiero ir al encuentro que un grupo de 'booktubers' sostendrá el domingo primero de mayo a las 10 a. m. en el Salón Madre Josefa del Castillo.
Así que, sí, señores de la Filbo, sigan trayendo YouTubers (o mejor aún, 'booktubers'). Déjenlos participar y aprovechen la luz que arrojan sobre un evento que debería ser masivo todos los días. Esta nueva generación de estrellas de la web no tiene por qué jugar en contra de la lectura y, en cambio, podría probar ser uno de sus mejores aliados.
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